Cuando llegó un momento de angustia, obscuridad, miedo, sentí que el mundo se caía. Un contagio, una muerte, una enfermedad. Necesité ayuda y tuve "olfato emocional" para buscarla donde sabía que la hallaría.  Lo más importante fue encontrar a la persona adecuada: Ángela Franco. Con su capacidad de escuchar, respetar mis momentos, entender mi soledad, logró algo que me es muy difícil: hablar de mí y de mis incertidumbres con otra persona. Compañera, guía, escucha. Gracias por siempre, Ángela, Dios bendiga su entrega a esta tarea de ser soporte en los momentos difíciles.

Gracias a la cartilla de "Lectorescríptor de poemas bobos", redescubrí las posibilidades del lenguaje en tanto juego creador. A veces tenía la sensación de estar dialogando con el autor inicial, de estar jugando a responder como quien pone nombres a las formas de las nubes.
Los "Diálogos poéticos" no solamente son una forma de escritura colectiva, sino también una motivación para superar los bloqueos creativos, para conocerse un poco más a sí mismo y al otro. La retroalimentación es constante, encadenada, fortalecida por el hecho de que alguien toma tus palabras y les da un sentido. En el momento de cierre, quedan inquietudes en el aire dignas de ser retomadas.

Al principio consideré que iba a ser casi imposible desarrollar la cartilla "Lectorescríptor de poemas bobos", pues nunca había escrito poemas. Sin embargo, consideré que era interesante y que me iba a dar la oportunidad. Cuando finalicé, me sentí feliz. Definitivamente, creo que me gusta escribir poesía. Cada poema lo sentí, lo viví, lo gocé, me alegré al concluirlo. La guía fue muy importante para empezar, pues no es cuestión de encontrar sinónimos y ya. Es algo mucho más interesante: defines el tema al que quieres enfocar la poesía y vas buscando las palabras que van contigo, las que dicen lo que quieres. El resultado es un poema nuevo, con una huella del anterior.

Haber recibido la ayuda de la Sra. Ángela fue muy significativo, pues me permitió conocerme, analizarme y sentir que la vida podía verse de otra forma. Lo mejor de todo fue tener un ángel que me escuchara sin juzgarme, sin atacarme, que con palabras reales me ayudara a poner los pies sobre la tierra. El hecho de encontrar personas que se interesen por ti hace valorar cada segundo de la existencia y saber que podemos admitir que NO estamos bien me hace entender que buscar ayuda es válido. Solo queda dar gracias por este lugar que nos ofrece un refugio en momentos difíciles.

Al principio, tenía ciertas dudas, pues nunca me había interesado mucho el tema, ni me veía escribiendo poemas. Sin embargo, lo tomé como una oportunidad para entrar a ese mundo. De pronto, se iban aclarando las ideas, la creatividad aumentaba y, de cierta manera, también me sentía escuchado. Finalmente, al cabo de 6 o 7 semanas, pensé que había encontrado algo significativo. Entonces, creció la confianza y surgió la claridad suficiente para plasmar lo que verdaderamente sentía y pensaba. La guía hizo más sencillo el escribir, sin embargo, los poemas a veces surgían naturalmente. Realmente, me gustó mucho esta experiencia.