El diálogo poético para mí ha significado compartir por medio de las palabras. Conociendo y aprendiendo nuevas visiones y perspectivas sobre sentimientos, vivencias, creencias, emociones, valores, opiniones, cotidianidades…
Siento que se va tejiendo una conversación que enriquece los saberes propios y comunes, también es una manera o un pretexto para crear, animarse a escribir, superar un bloqueo creativo dando sentido a las palabras como piezas para armar una historia conjunta al interpretar en las palabras modos diversos de ver las cosas, de imaginarlas y transmitirlas.
En el proceso de escritura navego en los saberes de la otra persona. Conduciéndonos por caminos diversos explorando las cualidades del lenguaje, vamos armando piezas, tejiendo temas y retroalimentándonos conjuntamente. Por esto, resulta en una experiencia enriquecida… Una comunicación plena… Sentirse leído por el otro… Transportarse por medio de los versos.
Me encanta la manera profunda y diversa en que se va construyendo una historia conjunta, esto me hace ser consciente de la magia del encuentro de las palabras, en donde ocurre un intercambio y una transformación. Recuerdo la frase que nos comparte Ángela al iniciar el diálogo: “Somos historias que confluyen en uno u otro tramo y dejamos pasar”.
Lo que me llevo de los diálogos es la posibilidad de aprender de la sabiduría de las personas, compartiendo y creando en conjunto, por lo que agradezco inmensamente haber participado.
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