El agradecimiento
El agradecimiento es un sentimiento del corazón que, aún en los momentos más desolados, nos rescata de la cueva y conduce a la luz del sol. Y el sol hace su tarea: se desliza por nuestra piel, calienta el alma y recarga el corazón. Algo tan sencillo y milagroso y de todos los días como el sol, como un saludo que doy a alguien que nunca lo hace, como una oración en la que expreso lo que siento a Dios, a la Virgen, a mis santos; o que elevo y convierto en una bola de energía de amor y reconciliación…
Con frecuencia, olvido agradecer la vida, ese corazón que lento o rápido late, esa mente que construye muros o los derriba para ver los paisajes; esa voluntad de ser que me puede llevar a vivir cada segundo como una constante dádiva.
El collage del agradecimiento
Bueno sería también hacer un collage del agradecimiento. Podríamos hacer una obra de arte con aquello por lo cual agradecemos a Dios o a la vida. La luz (y quizá también la oscuridad), la vida (y quizá también la muerte), la sonrisa (y quizá también el llanto), la compañía (y quizá también la soledad), la saciedad (y quizá también el hambre, la sed), la lucidez (y quizá también la locura), la pasión (y quizá también el desaliento), la valentía (y quizá también el miedo)…
¿Pero por qué agradecer la oscuridad, la muerte, el llanto, la soledad, el hambre y la sed, la locura, el desaliento, el miedo…? Quizá porque llegué a la luz, a la vida, a la sonrisa, a la compañía, a la saciedad, a la lucidez, a la pasión, a la valentía dando gracias, gracias, gracias por volver.
No estamos condenados al círculo que nos lleva de lo uno a su contrario y nada más. Lo estaríamos si no rompiéramos el círculo y nos amañáramos en una de las partes binarias o si, estando en una, nos olvidáramos de la existencia de la otra. Si en los momentos de la sed recuerdo las cascadas de agua y que, precavida, había llenado de agua los bolsillos con miras a las épocas de escasez, todo habrá valido la pena y no me quedará nada más que agradecer.
Ángela Yaneth Franco Silva